Quién diría que en menos de 3 meses la vida cambiaría para todos nosotros; ayer la industria discográfica vivía de los conciertos multitudinarios en grandes estadios o plazas. Hoy eso es parte de la historia, millones de dólares se han desvanecido ante la cancelación de dichos conciertos debido a la pandemia producida por el Covid19; y no sólo pierden los managers y sus cantantes sino miles de pequeños comerciantes y empleados que forman parte indirectamente de este circuito.
A mal tiempo buena cara, parece ser la consigna en la actualidad con miras a salvar las inversiones de la catástrofe; para esto todos nos hemos volcado hacia el mundo virtual que es el único que veremos, al menos durante todo este año. Las redes sociales parecen ser la panacea y aunque es un espacio muy competitivo y sofisticado no queda de otra; pero sin imaginación tampoco podremos llegar muy lejos.
Es aquí donde hacen su aparición los topos y duendes de la noche, quienes sumergidos en la tranquilidad y oscuridad de una habitación han sabido alimentar de inteligencia a la gran bestia y a través de ella se han servido para monetizar sus logros. De aquí para adelante los bloggers, community managers, youtuberos, facebookeros, etc. serán seres imprescindibles e intermediarios entre el artista y su público; de la habilidad y destreza de éstos dependerá el éxito de una empresa discográfica.